Test interno

Por qué decidí no hacerme el test de embarazo…

El embarazo de mi tercer hijo, llegó por sorpresa. No fue buscado, queríamos tener otro hijx pero no en ese momento. Luego resultó ser el mejor momento y movió y recolocó todo lo que necesitábamos reubicar i reconectar en nuestra vida.

No necesité prueba… el primer día que tenía que menstruar, no lo hice… y recuerdo en el lavabo, mirarme las braguitas y decirme… no puede ser, estoy embarazada! Era muy atrevido lanzar esta afirmación, pero sabeis esos mementos en que ligas varias cosas, sucesos y intuiciones y llegas a una conclusión que aunque inverosímil la sientes certera? Pues eso sucedió en mi, la certeza se apoderó de mi, con el miedo a su lado, por que no era lo esperado. Mi compañero me comentó de ir a buscar un test para asegurarnos, le dije: «no hace falta, vamos a ahorrar esos 20€, que los vamos a necesitar»

Decidimos esperar a que los días y el tiempo nos sacaran de dudas… eso fue lo que, inconscientemente, me ayudó a asimilar la noticia: la duda! podría ser que sí o no… y el tiempo los dias y los síntomas me confirmarían mi estado. Ese tiempo de incerteza, aunque con certeza interna, me ayudaron a que mi cuerpo y mi mente se comunicaran y se alinearan asimilando la noticia en el consciente. Mi cuerpo poco a poco le fue diciendo a mi mente y a mi consciente que sí, que se gestaba un bebé y ese tiempo lento de duda e incerteza, de reconocer poco a poco los síntomas, de escuchar los mensajes de mi cuerpo permitieron que integrara más naturalmente la buenanueva.

En este cuarto embarazo sentí lo mismo, no necesitaba test, prefería que el cuerpo me lo dijera. Esta vez, preferí vivirlo unos dias en intimidad, no se lo expliqué ni a mi pareja, con la duda siempre presente, con la ilusión y la prudencia que acompañan estos momentos, me permití unos dias de sentir la conexión con mi estado. Fueron dias inolvidables, me cuidaba, me mimaba, me miraba, me sentía, yo sola, a mi misma… era como un secreto íntimo entre mi cuerpo y yo, renació una conexión de cuando niña, cuando el cuerpo era un lugar seguro, cómplice e íntimo en todos los sentidos.

Al cabo de una semana y algunos dias se lo conté a mi marido, le expliqué que tenía una primera falta de una semana y que sentía que sí, que volvíamos a emprender la aventura de la mapaternidad. Pero sin tests… siguía la duda, de hecho sabes que puede ser que en el primer trimestre el embrión no enraice, que esa alma decida no quedarse… Así que la duda, la incertidumbre te acompaña casi todo el primer trimestre… Yo contaba semanas de falta, y cuando llegó la segunda falta, yo ya estaba del todo segura pero seguía con cierto alo de prudencia en esperar a llegar a la tercera falta.

El hecho de que una prueba te diga si sí o si no, un elemento externo a ti misma te confirme o niegue algo que tiene que ver con tu cuerpo a mi me despista del cuerpo y del presente, me hace entrar en mente y empezar a planificar, imaginar, buscar sensaciones desde la mente, en vez de sentirlas a medida que el cuerpo las revela. Es una constatación inorgánica, un aparatito te dice que sí que estàs embarazada pero tu cuerpo todavía no se ha pronunciado… y lo va hacer poco a poco, pero desde la mente empezamos a tomar decisiones a sentirnos ilusionadas y planificar o a sentirnos inseguras y miedosas…

Con mis dos primeros embarazos lo supe mediante test y fue muy diferente la sensación de sumergirme en el estado de embarazo. Al saberlo «seguro» empiezas a planificar cuando nacerá, que pasará, calendario de pruebas, habitación del bebe o no… empecé a decidir sobre algo que todavía no sentía en el cuerpo, y las decisiones nacían no del sentir sino del pensar, según información que me llagaba, de fuera, criterios y experiencias de otros, etc. Sintiéndome muchas veces perdida.

Sin test, es todo más lento, más sutil, más profundo. Las sensaciones nuevas, los síntomas, el cuerpo que cambia te va revelando el proceso y va siendo el guía del proceso, la mente va detrás, decide según lo que siente el cuerpo, planifica según el día a día.

Esta última vez tenía trabajo ligado, grupos y compromisos… pero me permití esperar aunque mi mente no me lo puso fácil y se creó un pulso entre esperar a dar la noticia y planificar ya según este nuevo estado aún sin confirmar. En definitiva, era un pulso con mi confianza. Confiar en que lo que pase es perfecto, se quede el embrión o no, confiaren el cuerpo y su proceso y saber que adelantarme a dar una noticia de la que no estaba segura era entrar en mente y soltar el cuerpo. Confiar en que todos los momentos son perfectos para replanificar.

Cuando ya estuve segura y sentía que el embrión había decidio quedarse entonces empecé poco a poco a comunicar la noticia y reorganizar a medida que sentía pero la mente pudo más y replanifiqué desde otros miedos que ya os contaré en otro post.

La sensación que el cuerpo es el que guía, comunica, habla, es una sensación muy mágica de empezar un proceso tan corporal y terrenal com es gestar un bebé. Que la mente esté atenta a las señales del cuerpo hace que estés más presente, más sensible, más conectada al proceso y al bebé, más dispuesta a escuchar lo que necesitas desde dentro,  no lo que te dicen que como embarazada necesitas. No necesitamos que nos digan lo que nos pasa, o lo que necesitamos, o lo que sentimos, sólo si estamos despistadas en atender demasiado lo de afuera y no tenemos espacios con el sentir del cuerpo, necesitemos mirada externa que nos guie a hacia dentro, a reconnectar con tu guia interna.

Para mi esta experiencia abrió la puerta a replantearme si necesitaba tantas pruebas externas que me dijeran cómo estaba, pruebas que me despistaban del sentir y me obligaban a poner mirada externa. Y el rechazar pruebas médicas me motivó a abrir espacios de conexión con el cuerpo para que me comunicara qué necesitaba y sentir cómo verdaderamente estaba en cada momento y desde ese lugar ir decidiendo. Es mágico cuando silenciamos el exterior y es el propio cuerpo quien te va guiando y te va revelando el camino a seguir, cuando el sentir y la intuición se expresan y tu mente se pone a trabajar a favor de ese sentir, sbretodo en un proceso tan corporal, tan animal como es crear un bebé en tu interior.

Agradezco a mi compañero una y otra vez que su intuición se alineara con la mía tantas veces y siguiera el instinto de mi cuerpo con confianza absoluta.

Soy Carlota Sala Rabassa y la maternidad supuso una revolución en mí, y en mi familia. Desde que llegó mi primer hijo, nuestra vida empezó un nuevo camino y ahora soy madre de cinco niños maravillosos que son el motor de cambio y retorno a una vida consciente. Vivimos en medio de la naturaleza y mis hijos no van a la escuela. Soy practicante de la VIDA, y divulgadora del CUIDADO.

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