Naturaleza
Nací y crecí en la ciudad. Mis padres también y mis abuelos también. Crecí en una calle donde el espacio para coches era mucho mayor que el de las personas. Hasta los 30 años viví en la gran ciudad.
Pero no dudo ni un momento que mis células guardan memoria ancestral de mis ante-antepasados en el monte. Como las de todos. Vivir aquí despierta esa memoria poco a poco. Aquí me siento en casa.
LLegan las vacas, lentamente, y estan. Y naturalmente me quedo embobada mirándolas, en presencia, sin pensar. Como si hubieran estado ahí toda la vida y las acabara de descubrir.
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