El mundo es como lo miras
Cuando empecé en la educación libre mi hijo mayor ya tenía 2 años y mi pequeño era recién nacido. Hoy casi han pasado dos años de aquello…
Había leído mucho pero no había vivido nada, nuestro primer contacto real fue a partir de que Ot empezara a ir a Moixaina, donde los padres pueden estar acompañando a sus hijos.
Una tormenta se avecinaba en nuestra familia. Jordi y yo no sabíamos la puerta tan grande que habíamos abierto.
Cada día llegaba a casa con un montón de historias que contarle a Jordi de lo que pasaba allí. Al principio, lo explicaba como si todavía estuviera al otro lado, mirando desde la verja, cual observador, pero poco a poco fui entrando y las historias se conviertieron en confesiones, en reproches, en silencios…
Porque lo que se vive en un entorno de respeto por los procesos de vida de los niños es tan difícil de explicar en palabras, sobretodo cuando estás en pleno huracán emocional porque pasan cosas que no entiendes, que no puedes sostener, que no alcanzas a ver con la mirada caduca del sistema inconsciente…
Empecé muy poco a poco y muy deprisa a la vez, a cambiar la mirada. El mundo es como lo miras.
Jordi empezó a tener la necesidad de ir también y ver la fuente de la revolución que sucedía en casa. Y él también sustituyó sus gafas de educación por la mirada del acompañamiento.
Mis hijos, mis maestros, nos mostraron la manera de cambiar la mirada.
Ya no recuerdo como era antes, solo sé que ahora soy diferente.
Porque os confieso que la educación libre no es para ellos sino para nosotros!
Empiezas por entender qué es acompañar a tus hijos, luego, qué son los procesos de vida, el plan interno, la escucha, el no-juicio, el respeto, los límites, las necesidades auténticas, el miedo, el dolor, y un sinfin de conceptos que creemos saber qué son pero que los niños te muestran qué significan realmente. Recuerdo haber aprendido qué es acompañar cuando mis hijos tuvieron tos ferina, a no juzgar cuando Ot pegaba a su hermano, los límtes cuando empezó a pegarme a mi, el dolor (que no sufrimiento) cuando descubrí que rechazaba a mi hijo mayor en pro del pequeño, el respeto cuando Aran no se quería cambiar el pañal, una necesidad auténtica cuando los ves conectados con su interior mientras juegan…
La educación respetuosa o amorosa o la crianza con apego, dificilmente se explica o se lee, se vive.
Cuando sientes la confianza de tus hijos porque los respetas, cunado ves que confían en ellos mismos porque los has acompañado sin intervenir, el respeto que sienten por el otro y la conexión con su seber interno entonces sabes que estás en el camino, que todo eso también está en ti y entonces te das cuenta que la verdadera revolución es hacer todo eso para ti mismo. Porque es difícil respetar sin respetarte, acompañar sin acompañarte, no juzgar si te juzgas, no confiar en su plan interior si no escuchas el tuyo.
Cuando cambias la mirada hacia ellos, inevitablemente la cambias hacia ti mismo, pero muchas veces nos olvidamos de cambiarla hacia nuestra pareja o nuestros padres, o amigos… (pero este es tema para otro post!)
El mundo es como lo miras, así que si queremos cambiar el mundo empecemos por cambiar la mirada.
2 Comentarios
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angeles
gracias graciass
Anónimo
Felicidades por este trabajo tan bonito que hacéis los cuatro. Comparto totalmente y creo que es una labor ardua pero tan y tan bonita y tan y tan amorosa que es fundamental en sus y nuestras vidas: no juzgar y amar. Es verdad que el mundo es como lo miramos, todo depende de cada uno de nosotros y añado la frase favorita de S.Pando "si cambias la forma de ver las cosas, éstas cambian de forma" que es un poco lo mismo y lo que deberíamos percibir todos.