Violencias invisibles en familia

Hoy he sentido la rabia y la impotencia de un niño de cuatro años que no se siente respetado, al que ante un no, no quiero! se ha omitido su voluntad, se ha obviado que él, aunque tenga 4 años, puede decir No! y ser respetado.

Vivimos en entornos donde los niños no son considerados, su voluntad, su necesidad son relegadas a merced del criterio de los adultos. Y algunos adultos están muy heridos… y no son conscientes de la violencia invisible que ejercen por su herida primal.

Hoy mi hijo ha dicho No! y no se le ha escuchado, “era un juego”, “no era mi intención que acabara llorando”, “solo quería un beso”…

Se le ha retenido físcicamente contra su voluntad hasta que diera un beso de despedida que él no quería dar.

Es tan simple y tan violento a la vez. Violencias invisibles, aceptadas socialmente, que aparentemente no hacen daño, pero a un niño de 4 años sí: le hacen perder la confianza en sí mismo y en el adulto.

Lo hemos oído llorar, al ir a buscarlo estaba descompuesto en lágrimas… No quería contarnos qué había pasado, solo quería llorar!

Es una escena tan cotidiana en este mundo, y eso me aterra más que nada…

Yo he podido conectar con ese dolor y esa rabia, esa impotencia de ser el “pequeñ@” y no poder hacer nada más que resignarte y pasar por el aro… el aro de una sociedad marcada por el dolor, por la inconsciencia. Una sociedad llena de adultos heridos, violentados desde su más tierna infancia, que no se repetan porque no saben qué es eso.

Lo que más me ha dolido es que yo, sumida en la emoción y la rabia con la que conectaba no he podido decir NO!. Volvía a tener 5 añitos y no he podido decir “esto es importante para mi y no me gusta que las cosas sean así”, no he tenido el valor para decir: a mi hijo no!
Frases de excusa suspendidas en el aire, algun “No pasa nada”… ninguna mirada de ojos, ningun acercamiento de piel, ninguna reponsabilidad asumida…

Hemos aprendido a hacer ver que no pasa nada, que no es tan grave, a comernos lo que sentimos en pro de la gente, del que diran, evitamos el conflicto porque nos aterra el rechazo, creemos que no es suficientemente importante lo que tenemos que decir o lo que sentimos al respecto,
quienes nos hemos creído para alzar la voz…

Y todo ello lo creemos porque de niños no nos escucharon cuando dijimos no, no me gusta! y no nos respetaron. Pasaron por alto nuestra opinión, nuestra voluntad, nuestros deseos, nuestras ideas, nuestras peticiones, y nos querían, pero creían, igual que muchos tadavía creen, que los niños son niños y hacen lo que los padres quieran porque los niños no saben lo que quieren.

El respeto es tan sagrado…

A ti, adulto, que me lees te pido que te respetes por encima de todo, que te escuches, que te conectes con tu ser profundo para saber qué quieres en cada momento y no sucumbas al agradar, al miedo al rechazo, al quedar bien, al sistema establecido… porque la violencia hacia uno mismo es tan sutil…

Durante el día hacemos un sinfin de cosas prestablecidas sin cuestionarlas demasiado y además cuando tenemos tiempo libre hacemos favores, la casa, la compra, visitas familiares…  sin contar con nuestro espacio sagrado de escucha hacia nosotros mismos, qué quiero, qué me apetece, que me sentaría bien ahora, qué necesito, y respetarlo, porque tiene tanto valor… somos lo más importante de nuestra vida.

Una persona que se siente respetada, escuchada, saciada de las necesidades internas respeta, y respeta a su pareja, a la famila, a los amigos, y sobretodo a los hijos.

Sólo así podremos educar con respeto, podremos acompañar la necesidad y la voluntad del niño que sí está conectado con su interior, con su voz, que ahora es alta y clara  y que un día, nosotros, dejamos de oir. Pero que nunca es tarde para volver a prestarle la atención que requiere.

Soy Carlota Sala Rabassa y la maternidad supuso una revolución en mí, y en mi familia. Desde que llegó mi primer hijo, nuestra vida empezó un nuevo camino y ahora soy madre de cinco niños maravillosos que son el motor de cambio y retorno a una vida consciente. Vivimos en medio de la naturaleza y mis hijos no van a la escuela. Soy practicante de la VIDA, y divulgadora del CUIDADO.

0 Comentarios

  • labambinafelice

    Millor escrit no podia estar. Moltes gràcies per escriure-ho i compartir-ho. Per desgràcia el que dius és cert; hem de veure tantes faltes de respecte pels infants.

  • Irantzu

    Quina veritat tant gran. Pero de vegades fa tanta por... Tenim tant interioritzades algunes concepcions sobre l'educacio dels nens que.son inmensament injustes amb ells...costa. La millor manera d'intentar fer-ho de la millor manera possible per a ells que jo he trobat es estimar-los molt i intentar posar-se sempre a la seva pell. El que no dubto es que tots els pares ho fan sempre amb la millor intencio. O aixo m'agradaria creure.

  • ninyacolorita

    molt cert... estem despertant poc a poc, però cada cop som més els que escolten i s´ecolten!

Responder a Irantzu Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a la newsletter

Protección de datos
El responsable del tratamiento es Ninyacolorita. La finalidad de la recogida de datos es la de poder atender tus cuestiones, sin ceder los datos a terceros. Tienes derecho a saber qué información tenemos, corregirla o eliminarla tal y como se explica en nuestra Política de Privacidad.