La inseguridad
La inseguridad, la inestabilidad, la duda, se mete entre rendijas del pensamiento sin siquiera verlo, olerlo, oírlo. Se cuela como el ratón en el agujero, el agujero negro que dejó tu madre la primera vez que no estuvo, ese agujero que quieres llenar de sonrisas, fotos y quejas, conversaciones cool sobre arte, cine o sobre las gilipolleces de la tele.
Ese agujero nunca se llena y entonces comes, y comes y comes, y al sentirte lleno pero vacío sigues comiendo.
Ese agujero que no se tapa con toda la ropa barata de esclavos que te compras… ese agujero que desprende olor a cerrado, a podrido, a gangrena.
Ventilación, aire, Sol, mar, todo lo que están privatizandoes lo que necesitamos, previo pago, tasas turísticas, impuestos al Sol, y si no puedes pagarlos… aun puedes pagar los títulos universitarios de aquellos que dicen que saben, que saben porqué y saben qué hacer con esa oscuridad que escondes, esa que se esconde al lado de la suya.
Esa que solo se deja ver después de trabajar tu jornada de 40 horas, entre anuncios y posts… Esos microsegundos en que no haces y dejas de hacer, es decir, no produces, no consumes, esos segundos en los que se te escapa la evasión y estás contigo mismo, y zas, coges la ametralladora y en medio de un atasco te pones a matar a gente… para que así tu sombra se diluya en la oscuridad del mundo.
Eso es la envidia?
Hacer que todos tengan agujero negro muy negro, muy grande, muy extenso para disimular el tuyo? No, a eso se le llama sistema, se le llama escuela, se le llama civilización, se le llama progreso!
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