Habituándome a la Plenitud
Es fácil caer en la insatisfacción constante o en posponer la felicidad a cuando tenga, cuando pueda hacer, cuando sea así o asá… Y sabemos que al final ésta nunca llega…
Observo con la facilidad que me sucede, por ejemplo, cuando no hago el paseo matutino me enfado y pienso yo estaría mejor si lo hiciera aunque fuera con los niños, un ratito corto… Cuando lo hago con los niños pienso yo estaría mejor si lo hiciera sola, sin distracciones y siguiendo mi ritmo, cuando lo hago sola pienso yo estaría mejor cuando si lo hiciese sin Riu porque me pesa mucho y no puedo ir tan lejos como querría y estoy pendiente que se duerma… Cuando lo hago sin Riu pienso yo estaría mejor si el camino fuera más plano porque podría hacer meditación andando… Y así en bucle… Siempre con excusas para no sentir la plenitud del momento…
Y porque? Por que no estamos acostumbradas a sentir la plenitud y nos hemos habituado a sentir la insatisfacción y nuestra mente y nuestro cuerpo, tan obedientes a los hábitos, nos ayudan a perpeturala con pensamientos y sensaciones que la alimentan.
Pero yo digo Basta! Y en cuanto siento y pienso que la situación podría ser mejor si… Me acuerdo de Lluís y me digo: todo está bien, todo es perfecto! Y no desde la resignación… Busco en mi memoria la sensación de Plenitud, que todos guardamos por que, al menos una vez, lo hemos vivido, y me digo de verdad, con el corazón, esto es PERFECTO.
Aunque mi mente insista… Me lo repito tantas veces como sea necesario.
Sé mucho de sabotear los momento maravillosos en pro de momentos mejores y ahora que se avecinan curvas por que jordi empieza a trabajar en un proyecto intenso he decidido habituar a ami mente y cuerpo a la plenitud y soltar la insatisfacción.
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