Honrar la maternidad

Honrar significa prestigiar, admirar, respetar…
Y la Maternidad necesita que la honremos urgentemente.

Maternar es de los trabajos más significativos de la vida y no lo valoramos, ejercer de madres parece poca cosa, parece algo que se pueda hacer solo, sin atención, dedicación, ni energía.
Si eliges maternar en exclusiva eres una maruja o una floja, una mantenida o señorona. Y si eliges maternar y trabajar, pasas a ser la «superwoman», con traje de culpa, explotada, agotada por no atender lo que necesitas, priorizando siempre el trabajo a tus hijos y a ti.

¿Qué nos pasa que sentimos que maternar es poco e insuficiente? ¿Qué creencia determina que maternar no requiere la mayor de las atenciones? ¿Qué nos sucede que tenemos que justificar TODO lo que hacemos como madres para ser escuchadas, reconocidas y sostenidas? ¿Por qué es mal mirada una madre que «sólo» se dedica a sus hijos, igual que la que sale del trabajo antes, para cuidar de su hijo con gripe o para llevarlo a su clase de baile? ¿Por qué tenemos que pedir perdón cada vez que sentimos dificultades, pedimos ayuda o espacio propio?
¿Qué imagen como sociedad tenemos de la maternidad que obliga a justificarnos, a multiplicarnos, a agotarnos?

No tenemos presente el lugar, el espacio y la dedicación que ocupa y requiere. Ni a nivel social ni interno, un reflejo que se retroalimenta.

Para muestra un botón: Amamanto, sin ser consciente de lo importante que es, porque ya me es fácil, porque los trucos los tengo de por mano y tengo mucho que hacer; cocino y cuelgo la ropa con él en brazos (sin portabebés) porque ya el cuerpo parece haberse dado y el automático lo ha integrado; trabajo de noches y a deshoras como algo normal, para poder de día maternar presente, olvidando reconocer que cansa, que uso la energía de reserva durmiendo menos y que no, no es lo normal.

Necesitamos honrarla en el día a día, en lo cotidiano, en lo sencillo, y a la vez en lo público. Sin normalizar el maltrato al que es sometida, por relegarla al último puesto de la lista. Sin restarle ni un ápice de su importancia.
Necesitamos honrarla, para honrarnos nosotras en la tarea tan trascendental que hacemos las madres: MATERNAR.

Soy Carlota Sala Rabassa y la maternidad supuso una revolución en mí, y en mi familia. Desde que llegó mi primer hijo, nuestra vida empezó un nuevo camino y ahora soy madre de cinco niños maravillosos que son el motor de cambio y retorno a una vida consciente. Vivimos en medio de la naturaleza y mis hijos no van a la escuela. Soy practicante de la VIDA, y divulgadora del CUIDADO.

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