Al final del tunel… tierra
Entiendo cuando me dijiste, tantas veces, que me protegiera, ahora lo entiendo…
Cuando crias y amamantas, cuando gestas, cuando cuidas, cuando atesoras la infancia, cuando te acercas a la inocencia, a la humildad de ser, a la pureza de lxs niñxs y te entregas, te abres para dar y permitir, para ser y sostener…
Te tienes que proteger…
Porque la inhumanidad se ilumina, la dureza, la injustícia, el desequilibrio, el desamor emergen como salvavidas en un naufragio…
…y duele.
y te dicen protégete… con lo tuyo es suficiente, lidiar con el puerperio es mucho… no sumes desequilibrio…
y no te proteges…
…en este mundo protegerse es aislarse… con lo tuyo…
y duele.
Sientes cómo tu anterior mundo se derrumba, despiertas en una pesadilla de realidad, y nunca es fácil seguir mirando, seguir quieta, mirando…. y … si el ancla es suficiente, si el sostén aguanta, si la fuerza persiste, te quedas y ves la luz y la sombra a partes iguales y el mundo te parece más oscuro que nunca, insuficiente para dar a tus crias un lugar donde crecer sanas, amorosas…
Ves su luz… y también la oscuridad que les rodea…
Tu realidad interior emerge, esa de la que has huido tantos años, la mochila que llevabas detrás para no verla, empieza a abrirse sin permiso, y sientes su peso, y te invade de sensaciones y dolores que no tienen nombre, de lágrimas sin control, de rabia desatada… pero te resites. La escondes en el último agujero, ese por el que han salido tus retoñxs.
Pero ya se ha abierto la caja de pandora sin música ni confetti.
Y tu exterior toma su forma. Y aunque corras todo lo que ves tiene su textura, color y olor. Y te ahoga. y sigues huyendo como si no fuera tuyo…
Ahora lo entiendo, entiendo por qué me decías que me protegiera, con lo mío tenía suficiente. Pero tranquila, no he huido, me he quedado lo suficientemente quieta para ver mi reflejo…
…y darme cuenta al final del tunel… hay tierra.
Javier Bleda
“Tu realidad interior emerge, esa de la que has huido tantos años…”. Y es que no hay nada más contundente que enfrentarse con el propio interior.